jueves, 15 de marzo de 2012

Creación ex nihilo

Dios creó todo a partir de la nada, incluso este bello paisaje desde el Mte. Everest.
 
Desde el excelente blog del físico Juan Carlos Gorostizaga, Creacionismo Especial
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Crear "ex nihilo"

Dios creó al Cosmos "ex nihilo" , es decir, desde la nada. No de otra manera puede uno imaginarse que Dios procediera a la creación del universo , sólo desde la nada absoluta. Para analizar y discutir este evento, la aparición de algo desde la nada, la ciencia moderna, en concreto la Cosmología, se ha basado en dos tipos de ideas metafísicas: el ateísmo del Neopositivismo dogmático y el deísmo de la filosofía helenista clásica y de los filósofos cristianos protestantes. Lamentablemente es muy poco conocida la doctrina filosófica establecida por Santo Tomás de Aquino, la cual aparece mucho más lógica y coherente que todas aquellas.


Crear ex nihilo, es para Santo Tomás de Aquino algo infinitamente superior a producir un "Big Bang" con capacidad de producir el espacio-tiempo, la radiación energética primigenia y los elementos fisico-químicos neutros que producen un cosmos. Para Santo Tomás de Aquino "crear ex nihilo" es dar el ser a las criaturas. Lo cual es infinitamente superior a hacer existir, pues el ser de la cosa incluye la esencia, la naturaleza, el principio y la finalidad de la cosa, así como ser introducida la cosa en la necesidad del mantenimiento en su existencia y en su gobierno para que ésta llegue a alcanzar el fin para el que ha sido creado.


La analogía clásica del deísmo es la del reloj y el relojero: alguien ante un reloj piensa para sí «este objeto ha sido fabricado por un relojero», análogamente ante el universo piensa que ha sido creado por el Creador. Pero esta imagen se detiene ahí, el deísta no piensa que el relojero esté oculto, siguiendo la marcha de ese específico reloj, enviando a un criado para que le dé cuerda, ocupándose del engrase de los engranajes, ahora dejándole parar, luego aportándole cuidados especiales, luego sufriendo porque se retrasa, ...


La imagen de creación de Santo Tomás, va muchísimo más lejos que cualquier mente cartesiana haya podido imaginar nunca. En ella aparece el concepto de gobierno divino de las cosas. Todas las cosas tiene su finalidad dentro de la estructura global. A la bondad divina le corresponde no sólo dar existencia, sino llevar hasta la cima del fin a todas las criaturas. Esto se opone frontalmente a quienes piensan que todo o una parte del universo esté entregada al azar absoluto.


El primer efecto del gobierno es la conservación de las criaturas en el ser, es decir, el mantenimiento de su subsistencia, pues la criatura no tiene una subsistencia intrínseca, es decir, no tiene su propio ser en sí. El hombre, por ejemplo, en este universo físico no es poseedor de su subsistencia: existe hoy, pero mañana podría no existir. Su subsistencia es externa a él, le viene de Dios mismo. La criatura, por tanto, no sólo tiene una dependencia divina de su generación sino de su ser como tal. Pero Dios no sólo mantiene en el ser a las criaturas, también interviene en su actividad. Debido a los atributos positivos de Dios el universo que ha creado tiene por finalidad el Bien, la Bondad, la Belleza, ... y Dios intervine íntimamente en el universo como un todo, y cada cosa contenida en él, para que esto sea así. Los humanos no solemos entender esto, nos quejamos de que haya violencias, catástrofes, enfermedades, ... que ciertamente son un "mal", una aparente ausencia de bien, pero el nuestro es un enfoque limitado por: a) considerar sólo el bien parcial y no el global, b) considerar sólo un tiempo localizado y no la duración total, c) considerar sólo los aspectos corporales del hombre cuando el hombre es un compendio de cuerpo y alma, etc.


La distinción entre Dios y la criatura es lo que fundamenta esa intimidad Dios-criatura, porque implica el no hallarse ambos, ni sus correspondientes actividades, en el mismo plano. En la actividad humana Dios es causa primera, el hombre causa instrumental. A veces, el hombre se hace rebelde a esta dependencia, y combate el orden establecido. Estamos en un universo estructuralmente ordenado, pero muy frecuentemente nosotros somos los elementos desordenadores. Las criaturas del cosmos están ordenadas unas hacia otras, los menores hacia los mayores, así por ejemplo, los minúsculos roedores están aquí para ser presa de las aves rapaces, el pez chico para ser presa del pez grande, etc. Pero globalmente todas las criaturas se ordenan naturalmente hacia el hombre, y el hombre hacia Dios.


Pero todavía hay muchos más aspectos de esta interpretación cosmológica del Aquinate. Todas las cosas visibles o invisibles tienen en común el  ser, con su propia naturaleza. Dios a través de las naturalezas crea las especies, y en ellas se encierra su propia diversificación. Esto se opone a la teoría de la evolución de Darwin, pues manifiesta que Dios ha creado la especie "hombre" y su propio modo de diversificación. Todos los seres están orientadas a un fin, en especial el fin último que, es la bondad divina. Dios es la razón de ser de todo, y es necesario que la razón de orden hacia el fin que hay en las cosas preexista en la mente divina. Y esta razón de orden al fin, propiamente, es la providencia, que es el gobierno de la realidad como un todo.
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